28 de mayo de 2014

Ausencia

Al amigo no tiene sentido alabarle antes ni después de muerto. Del amigo desaparecido queda el recuerdo de su constancia en el afecto. Un desequilibrio en la palanca que tantas veces nos ayudó a equilibrar la vida. Un apoyo al que ya no podremos recurrir, aunque, inconscientemente, no queramos hacernos a la idea. Y durante muchas semanas nos sorprenderemos pensando en ir a verle, como solíamos, a contarle nuestras cosas y a escuchar las suyas. Tendremos ese impulso a menudo para, al momento, pararnos en seco y recordarnos a nosotros mismos: ya no está. Pero, aún así, nos dolerá creerlo.

10 comentarios:

Isidro dijo...

Pero siempre te quedará el recuerdo de esa gran amistad vivida con constancia, aunque, a veces, fuera a través de una ventana.

Insumisa dijo...

Dicen que, mientras alguien les recuerde, siguen aquí... no lo se con certeza, pero siento que sí. Quiero creerlo de hecho. Porque no entiendo mucho, NI POCO, de casi nada. Y es que esas ausencias señor Soros, siguen doliendo. Unas veces mas que otras.
Besos

Anónimo dijo...

GRACIAS AMIGO, PORQUE TUS VISITAS, CHARLAS Y RECUERDOS LE HICIERON MÁS AMENA LA ESPERA PARA LA PARTIDA DEFINITIVA.

Anónimo dijo...

Gracias, por vuestra amistad y cariño incondinconal,que en todo momento
Le habeis prestado.

Lan dijo...

Isidro, por una ventana o por una puerta... Qué más da. Pero las verdaderas amistades son pocas en la vida, se fraguan durante muchos años y su pérdida nos castiga con la privación de personas que jamás podremos sustituir en nuestro ánimo.
Descanse en paz nuestro amigo Vicente: un hombre cabal.

Lan dijo...

No puedo sino darte la razón, Insumisa.
Gracias.

Lan dijo...

Estimado Anónimo:
Mis visitas, charlas y recuerdos fueron para mí tan gratos o más que pudieran serlo para él.
Lo siento mucho.
Un abrazo.

Lan dijo...

Estimado Anónimo:
Lo nuestro ha sido solamente corresponder al afecto que siempre tuvo con nosotros.
Los dos le echamos de menos.
Un abrazo.

Ángeles dijo...

Lo siento de verdad, porque sé lo que es y cómo duele.

Lan dijo...

Lo cierto, Ángeles, es que en la vida se llegan a tener muy pocos amigos de verdad. Éste lo era.