30 de agosto de 2014

Adiós, agosto amarillo

Quebrada como algunas piedras quedó la vida de muchas personas por esos desarraigos prometedores a que obligó el perjuro progreso. En Bilbao, en Barcelona, en Madrid, o vaya usted a saber dónde, hubieron de buscarse un sucedáneo de la vida normal, que fue la que heredaron de sus padres.
Ahora reverdecen en sus pueblos durante esos agostos anuales en los que vuelven como cansadas aves migratorias y no es extraño escuchar frases como ésta:
-Ya lo tengo yo hablao con la mujer. En cuanto faltemos uno de los dos, yo me vengo al pueblo.

8 comentarios:

Isidro dijo...

Mucho me ha gustado esta nueva entrada, Lan.

b:Deíca-r dijo...

Bien cierto, oído tantas veces y visto finalmente.
Me gusta el apócope
Eso es que aún quedan unos cuantos inmigrados, posiblemente las segundas generaciones no lo tengan en cuenta. Pero, tal vez, las terceras, más urbanitas, tan arraigadas y faltas de tierras y campo, si no se vende antes, comenzarán a mirar, también, con otros ojos (hacia) las aldeas
Salú i Libertá

Lan dijo...

Gracias, Isidro, ya veo que, a pesar de mi abulía por escribir en estos últimos tiempos, sigues mirando lo poco que publico.
Un abrazo.

Lan dijo...

Parece, Beato, que sólo hay un tipo de economía, sólo un tipo de progreso, sólo una forma de vivir. Y, por desgracia para todos, nos la han impuesto siempre y nos la siguen imponiendo y, cada vez, más descaradamente.
Un abrazo.

Insumisa dijo...

Mi papá, querido Lan, siempre nos dijo que radicaríamos en Sonora, su estado natal. Aunque él se vino a la Baja California desde los 12 años de edad. <gracias s sus bucólicos recuerdos de la infancia afirmaba que todos viviríamos allá. Pasaron los años y jamás fuimos a radicar en su terruño querido. Hoy día nos dice que quiere que lo enterremos en el panteón de su pueblo.. y yo pienso que es muy lejos para ir a llevarle flores. Imagino que mis hermanos piensan lo mismo.
:(

Lan dijo...

Bueno, al menos tu papá sólo quiere volver a su terruño de difunto. Esto de por aquí es otra cosa.
Y, por otro lado, no es necesario que los mandones sigan mandando después de finados.

Ángeles dijo...

"En cuanto faltemos uno de los dos yo me vengo al pueblo."
Je, je, a este señor lo traiciona el subconsciente...

Lan dijo...

Sí, es cierto. Pero el hombre lo dijo con toda su alma y con ese egoísmo que, a veces, somos incapaces de ocultar.
Saludos, Ángeles