31 de enero de 2015

Despertando

Abotagado por el madrugón, miró el monótono sil de los terrones y, tomando por referencia un arbolillo, decidió atravesar la labor. Al empezar se le frunció el gabelo, disgustado por caminar sobre las glebas. Afortunadamente, la cinarra de la noche anterior no dejó restos ni caló. Su cabeza gacha hizo que diera con las improntas de unos carnicoles, levantó la mirada y vio correr tres espavoridos corzos a lo lejos. Dejó que el frío fuera desvaneciendo la tenue musaraña con que el sueño le velaba los ojos. El día estaba calmo y silencioso, tal que fuera una foto del evo.

8 comentarios:

Isidro dijo...

Un relato con sus toques de nostalgia, corto, sí, como todos, pero, que al lector poco instruido le lleva varias veces al diccionario.

Lan dijo...

Algunas veces, Isidro, me gusta usar palabras que se usan muy poco. Disculpa por haberte hecho hojear y ojear el diccionario pero me gusta sacar de su fosa a las palabras y ponerlas al aire de vez en cuando.
Todos tenemos que mirar, a poco que escribamos, muchas veces en el diccionario.

Isidro dijo...

Por favor, Señor Lan, tus relatos para mi son una escuela de apredizaje, y no tengo por menos que darte las gracias.
Mi anterior comentario es un elogio a que, en un relato tan corto, metas tantas palabras difíciles. Al menos para este seguidor tuyo.

Lan dijo...

Gracias, Isidro.
Me gusta usar palabras. Algunas, aunque estén olvidadas, son bonitas y precisas.
Un saludo

Anónimo dijo...

Es pues, de todos tus cortos relatos, el más bonito; la mejor prosa poética con la que expresas el lenguaje circunstancial, rural o, bien, comarcal todo lo que hoy en desuso es, curiosamente, culto.
En fin, me ha parecido fantástico y me traslada a ese Lan que hace cuatro años leo o leía y del que sé, como yo, aunque cada uno en su genuino estilo sabe llevar por delante lo que de otra forma hubiese quedado en el olvido.

Lo que no entiendo es esa costumbre ventrílocua, como de esquizoide personaje. O es voz que incita o licencia propia que por necesaria deja rastros inexistentes. Perdido sí.
Pero es que a mí me gusta refitolear de vez en cuando en esto

Dicho lo cual, digo también que el relato gana mucho más estilo cuando acompañado de su ilustración nos lleva al lugar de los hechos.

Cuánta lectura de campo, cuánta de aquellos literatos propios y vecinos que sin necesidad de ir a otras lenguas hay mucho donde aprender en nuestras bibliotecas y que sin necesidad de ver o leer las concurridas sombras de "grey" ni otras del estilo, podemos hacer mejores relatos porno incluyendo en éstas a palanganeros, manporreros y otros gualdrapas que darían mucho juego si el tema fuera ése.

De todos, el mejor corto

Saludos

Lan dijo...

Gracias, Anónimo.
El tiempo libre permite desempolvar palabras.
Puede que, en los diálogos que todos tenemos con nosotros mismos, descubramos que somos más de uno.
Y, por ahora, no me he atrevido a hacer un relato erótico en cien palabras. ;-)
Saludos y gracias por seguir estos relatos cortos con esa asiduidad.

Ángeles dijo...

Espero que disculpes mi simpleza si dejo de lado el desbordante caudal léxico de tu texto y digo solamente que el terreno de la foto se me asemeja a una galleta maría gigante.

Lan dijo...

Claro, una galleta María. Puede que si la mirásemos al microscopio fuera parecida a la foto.
No se me había ocurrido, Ángeles.