17 de mayo de 2016

La playa de papel

Los sueños son una resaca nocturna que, últimamente, sólo devuelve muertos a mi playa. Me visitan mientras duermo y me abrazan sin decirme nada. Son abrazos amables y llenos de sentido pero, cuando el insomnio intermitente me despierta, comprendo que no son ellos quienes vinieron, sino yo quien fui a visitarles. Tomando café, mientras espero al día, me encuentro en un litoral cada vez más solitario, con la fatiga del vagar nocturno y con el trote del pensamiento en mi cabeza, perrillo inquieto que siempre me acompaña. Estoy en mi playa blanca de papel, ésa que linda siempre con el alba.

12 comentarios:

Ángeles dijo...

Para la resaca nocturna de los sueños, nada mejor que un paseo por la playa de papel al amanecer. Es un buen consuelo, y lo sé porque yo también paseo por esa playa muy a menudo.
Aunque a mí no se me da tan bien escribir en esas arenas blancas.

Lan dijo...

Es la hora mejor para sentir, en mi caso. El regalo sin abrir de un nuevo día, Ángeles. La luz que llega por el Este para caldearnos y embellecer el mundo con la vida. Vivir en un milagro que todos damos por cosa cotidiana.

Conxita C. dijo...

El amanecer disipa todas las sombras y nos hace disfrutar de un nuevo día, de cada nuevo día y sentir lo que ha habido, lo que hay y lo que vendrá.
Saluditos

Lan dijo...

Amén y gracias, Conxita.

Paz Zeltia dijo...

Yo por las mañanas temprano, escribiría sólo cosas tristes. Casi siempre despertarme y ponerme en marcha, pesa. Pesa el día. Y cuando estoy despierta al alba es, casi siempre, porque no he dormido nada. Entonces pesa la noche.
Yo soy más de tardes, no porque no vea hermosa la mañana, si no porque las horas van acumulando energía en mi, soy de carga lenta. ;-)

Lan dijo...

Zeltia, funcionamos al contrario.
El momento de estrenar un nuevo día es el mejor momento que tengo. Pese a mis buenos deseos de la mañana, suelo cerrar el día renegando.
Quizás sea porque no soy muy dormilón o, simplemente, porque con los años se acorta el dormir y se alarga el gruñir.
Pero, eso de que las horas te vayan acumulando energía, debe de estar muy bien.
Gracias.

Paz Zeltia dijo...

Querido Lan, está muy bien acumular energía, pero tendrías que ver lo mal que está despertarse apenas sin ella; entonces afrontar una mínima tarea supone un gran esfuerzo.
Hace años pienso que, salvo accidente, moriré por la mañana.

Lan dijo...

Eso que dices puede que nos pase a muchos, lo de morir por la mañana.
La mayoría de las personas que he visto morir han muerto, no sé el porqué, al despuntar el alba. Y también existe o existía, por fortuna, la costumbre de ejecutar a los condenados al amanecer. A lo mejor es que es la mejor hora de morirse: no abandonar la última noche.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hace mucho que no soñaba. Esta madrugada lo hice. De hecho fue pesadilla. Sabía que estaba soñando, pero no podía despertar, hablar, estirar los brazos, ni nada. Tengo la sospecha de que dormir con la cabeza hacia el oeste fue la causa. Aunque cabe la posibilidad de que mi cabeza haya quedado por debajo del nivel de los pies y la sangre se haya acumulado en mi chirimoya. Me remitió la pesadilla a los tiempos aquellos en los que el "plano astral" estaba de moda para espantar espíritus mas medrosos que el mío. Cuando desperté tuve el impulso de pararme a escribir las sensaciones y eso, pero no lo hice. Luego me olvidé del sueño. Curiosamente tu escrito lo sacó a la luz de golpe y porrazo. Yo también era mas productiva por las mañanas. La analogía de la playa blanca me encantó. En lo personal asociaba escribir con el placer de sumergir mi cuerpo en una tina de baño tibia, espumosa y perfumada.
¡Que cosas tiene la imaginación!

Lan dijo...

Yo creo que a su "señoría" no se le espanta el espíritu por nada.

Anónimo dijo...

Qué bonito! Y tienes razón, no nos visitan ellos, somos nosotros los que los visitamos.
Creo que despiertos no nos atrevemos. O menos.

Soros dijo...

Palomamzs, entre el sueño y la vigilia se vislumbran cosas que de ordinario no se ven.