
Madre, cántame una canción y no te vayas… sujétame la frente con la mano y no me dejes… cuéntame un cuento como cuando era niño… dime otra vez aquello de que es mejor ser tonto que ser malo… y, aunque me duerma, no me dejes solo y te vayas al frío del que no se vuelve.
2 comentarios:
los pelillos erizados de la emoción. Lo sabes.
Algunas cosas al cabo de escribirlas te hacen saltar las lágrimas. ¿Por ella o por ti? Quizás no lo tienes claro porque todo anda siempre muy mezclado.
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