
El camino que lleva a ningún sitio o, si se quiere, el camino que nos devuelve a donde estamos, pasa por el orgullo, la soberbia, la estupidez, la venganza, el odio, la muerte... y todo eso que, ante los ojos de la parcela de sociedad que frecuentamos, nos hace quedar de justos cuando lo que somos es un hatajo de ineptos, incapaces de hacer algo más allá de los instintos más primarios, de los propios intereses. Lo mismo que muchos desean ser ricos en Nueva York otros, muchos menos claro, eligen ser pobres voluntariamente. No les vale la pena. No.
9 comentarios:
"Pobre", lo que se dice "pobre" tampoco hay que ser; no. Yo lo que hago es ganar lo indispensable. El resto del tiempo lo dedico a pensar.
Me parece muy bien.
Saludos
A este blog le faltan días... del pasado quiero decir. ¿Me equivoco?
No sé lo que quieres decir, Piel de Letras.
Pues que había mas post publicados ¿que no?
¿Tan mal de la memoria estoy?
:-S
Pues no sé como andas de memoria pero yo creo que éste es le primer artículo que escribí en este blog. Seguro, seguro. ;-)
Uffff
¡El alemán!
Ya me tomó, seguro :-S
P.S. el alemán=alzheimer
Ser ricos en New York ha de ser muy desolador. Si yo lo fuera, huía.
Abrazo.
Por lo que escribes. Sara O., te creo.
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