
Tenía 17 años. Tocado por la muerte de su padre, su desasosiego duró meses... iba al campo errante, sin hora de regreso... monologaba junto a su tumba, inconsciente de lo que decía... Pintó, entonces pintaba al óleo, cuadros extraños que a su madre le hacían llorar... desquiciado durante meses, nadie sabía cómo desvanecer su desvalimiento, para que volviera a ser el de antes. El tiempo contrajo aquella angustia y dejó de invadirle por completo. Meses después se concentró toda en un punto pequeño, denso y pesado, que aún ronda dentro de sus entrañas, como los que llevan una bala dentro.
2 comentarios:
Un quiste en el alma. sea lo que quiera eso que sea. (lo del alma, digo)
De algún modo hay que llamarlo.
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