
Ciertamente no me imagino con mi tanga de piel sintética de leopardo posando para mi puesta en los lienzos ante la mirada de pintores y público y, menos aún, sosteniendo una erección, mientras el hilo posterior se incrusta entre mis rocosos glúteos produciéndome un picor anal que, indecorosamente, me urgiría a rascarme con uñas de ávidos dedos. Un desmérito para el espectáculo. Pero, vivir para ver. Quizás con el tiempo reúna el valor suficiente y me ofrezca al inusual reto. Esperemos que para entonces aún me valga el tanga de leopardo. No me gustó la exposición de pintura vanguardista.
2 comentarios:
¡¡¡SEÑOR!!!
¡Te descubrí!
;-)
¡Que placer leerte! Con razón me sigue gustando tu estilo. Si eres tú a 100 o menos de 100.
Imaginaba que no tardarías. Gracias.
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