
El niño pregunta a su madre, cuándo iremos de paseo. La madre contesta, luego a la tarde. Y ese tiempo para el niño es una eternidad. Sin embargo, según envejecemos el tiempo transcurre más deprisa, al menos, yo lo percibo así. ¿Será el tiempo vital un movimiento uniformemente acelerado en el que los últimos años pasan a cual más deprisa? ¿Nos habremos habituado al tiempo, como a una droga, y cada vez lo consumimos más rápidamente? ¿Lo gastaremos en mayores cantidades cuanto menos nos queda? El día que digamos, sin mentir, no tengo tiempo… ya no diremos más palabras.
4 comentarios:
joder.
pues sí. el único que bien que tenemos, demasiado valioso para malgastalo con personas con las que no estamos a gusto, con tareas inútiles (si pagan no, claro, hay que comer (pero no hay que tener un coche enorme un chalet que te cagas, en fin, ya sabes)
Ahora me voy a tomar mi helado, (mis arterias piden la grasa saturada) y a comermelo y chuparlo con lujuria y concentración.
Seguiré leyéndote, sin prisas, ahora que te he encontrado.
camaleón!
Eso. Disfruta.
El tiempo y su relatividad... cuando de verdad no tengamos tiempo del que hablas, ni siquiera tendremos tiempo de decirlo.
Pero aqui y ahora hay tiempo.
¡Pásala bien!
Haré lo que pueda.
Publicar un comentario