8 de septiembre de 2008

Casarse por la iglesia


Ella era una ilusa y le admiraba. Maduro, profesor universitario, la subyugó. Se casaron por la iglesia en una ermita pintoresca y aislada, lejos del rumor urbano y de la sociedad mundana, como de cuento. Enseguida quedó la muchacha embarazada.
A punto de parir, él se lió con otra. Con su bombo arrastra lo pudo comprobar. Experimentó también cómo, pidiendo un taxi para la clínica, la dejó sola para irse con su amante. Parió desolada. Luego, él pretendió que no dramatizara. Se separaron. El Tribunal de la Rota anuló el matrimonio. Él se declaró homosexual. Religioso final del cuento.

2 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

lo de no dramatizar me encanta.
admirable que puedas resumir (en menos de 100) una historia con tantos matices y que daría para unos cientos de capítulos de una telenovela.
que la vida siempre supera a la ficción -aunque en algun culebrón venezolano, no sé yo, eh-

Lan dijo...

Desde luego que para superar a los culebrones ya hay que rizar el rizo rizado.
Saludos.