
Al amor le siguió la indiferencia y después la lejana frialdad. Tras el progresivo e irreversible distanciamiento, llegaron a tal extremo que ya dormían en habitaciones distintas.
Cuando él me dijo que iba a regalarle aquel consolador doble, anal y vaginal, dije para mí, conociendo el paño: verás qué tripas se le van a poner a la señora.
Sin embargo, me quedé asombrado cuando supe que ella, en lugar de tirarle el artefacto a la cabeza, como yo suponía, se puso, al descubrirlo, loca de contenta y abriendo unos ojos como platos dijo:
- ¡Ahí va, pero qué sorpresa! ¡Qué detalle!
. Cuando él me dijo que iba a regalarle aquel consolador doble, anal y vaginal, dije para mí, conociendo el paño: verás qué tripas se le van a poner a la señora.
Sin embargo, me quedé asombrado cuando supe que ella, en lugar de tirarle el artefacto a la cabeza, como yo suponía, se puso, al descubrirlo, loca de contenta y abriendo unos ojos como platos dijo:
- ¡Ahí va, pero qué sorpresa! ¡Qué detalle!
7 comentarios:
Tal vez el consolador lo quería ella para jugar sola, nunca en compañía, por eso no le molestó de quién viniese.
Bss
Pues mira, eso no se lo pregunté. Ya veremos si, con el tiempo, consigo enterarme. ;-)
¡De qué cosas hablan los hombres cuando no escuchamos las mujeres!. Para que luego digan que nosotras no se que y no se que tanto.
También, de vez en cuando, tenemos conversaciones interesantes. Fuera del fútbol también hay vida.
Por cierto, Femme Laetus, no tienes habilitado tu perfil, así que no puedo visitar tu blog.
pues sí, todo un detalle, la verdad.
doble,
el detalle.
Si, parece que no, pero siempre se encuentra algún tío delicao y atento.
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