18 de octubre de 2009

Tal como seremos


La Avenida de la Bicicleta era popularmente conocida como Avenida del Colesterol y, al final de ella, como si de la metáfora de una premonición se tratase estaba el Centro de Mayores Casa Blanca. Allí había llevado Celestino a su madre, de 87 años, impedida, en silla de ruedas, cuando se hizo imposible cuidarla en casa. Doña Nuncia se quedó en rebeldía, disgustadísima, haciéndole pasar al hijo un horrible trago. Éste a primera hora del día siguiente se presentó allí tan pronto abrieron.
- Hijo, ¡cómo me has traído aquí! Si aquí no hay más que viejos –le espetó apenas verle.

2 comentarios:

Ángeles dijo...

Yo tenía un familiar que a los 83 años se negaba a usar bastón, por más que lo necesitara. Cuando le preguntábamos por qué no lo quería, decía: 'El bastón ya lo cogeré cuando sea viejo'.
Yo siempre creí que las personas se sentían según su edad, la aceptaban y se comportaban en consecuencia, pero he ido viendo que no, que es verdad eso de la edad espiritual y la edad biológica. Lo que todavía no sé es si eso es bueno o malo.

Lan dijo...

Da la sensación de que por dentro no se envejece. Naturalmente es engañoso pero no creo que sea malo. Lo que ayuda a vivir no creo que lo sea.
Saludos, Ángeles.