13 de octubre de 2009

Última parrafada con la abuela


Me despedí de ella tranquilamente. Era Narcisa, la abuela del pueblo donde todas las mujeres tenían nombre de flor. Se marcharon todos y me quedé solo con ella. Lo agradecí. No fue mucho rato, el suficiente para repasar los momentos más aciagos de su vida y darle mi opinión y, en conjunto, mi enhorabuena. Fue la única vez que no me replicó como solía. Los de la funeraria vinieron puntuales, cerraron la caja y nos marchamos. Era lo que tenían los velatorios en las casas: otra intimidad. De mi madre me despedí en vida porque después ya no hubo forma.

2 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

oye, cuanta chicha tiene este textito.
y poesía, también.
me gustó mucho.

Lan dijo...

Gracias. De vez en cuando viene a verme, su recuerdo, y me tranquiliza como lo hacía de niño.
Tuve suerte con el cariño de las mujeres, al menos, de las de mi familia. ;-))