8 de noviembre de 2009

Encuentros inesperados

Frescura. Alguien tranquilo, que mira con el mismo afecto de cuando trabasteis amistad, que no cuenta penas, que te arropa con la sonrisa, que conserva el ánimo pese al tiempo, que tiene los ojos vestidos de ilusión, que no desconfía del futuro. Alguien sin miedo, reidor, que te saluda cariñoso desde lejos, que te habla sin prisas.
Algunas veces se descubre que queda gente así y, cuando les encuentras, te dan ganas de irte con ellos y dejar que te cuiden el corazón, que te lo vuelvan joven y te inviten a regresar a la alegría, al menos, un ratito.

4 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

oh que poco gustamos los que contamos penas! jajaja
suelen decir que yo soy "alegre y risueñas"
¿cómo puedo engañar de esa manera?
jajaja (será porque sólo están "los dias" en que me siento así, porque si no me encierro... bueno, supongo que las personas de las que hablas transmiten calma, serenidad, alejan las sombras, acercan alegría.
pero a mi no me parecen reales.
y además seguro que sentiría una envidia, con lo malsana que es la envidia.
coño, que´comentario,
soy un poco rata.

Lan dijo...

Las personas que tienen ese don, simplemente lo tienen.
Puede que no lo vayan a tener toda su vida pero, al menos, en este momento sí. ;-)

Insumisa dijo...

Pues ve un rato con ellos. ¿Qué mal haría dejarse regresar a la alegría?
Y te diré que dicen por mi lado del mundo que "El corazón no envejece, el cuero es el que se arruga".

Besosssss

Lan dijo...

Bueno, bueno, de dichos bien sonantes tenemos el mundo lleno. Pero, de todo hay, Piel de Letras.