4 de noviembre de 2009

No me corto la coleta


Entre patéticos, ridículos y, también, entrañables, veo en las consultas de la Seguridad Social a viejos resistentes a abandonar sus melenas, ya de cuatro pelillos, o su look de piratas, obesos y renqueando de las rodillas o, esa coleta, que parece indicar: ¡Cuidado, aunque calvorota total y pareciendo de confianza, aún soy un tipo peligroso!, y, todos, con anacrónicas sudaderas y pantalones de chandal y hasta chalecos pseudomilitares, zapatillas de correr y mariconeras de mano o bandolera. Y es que ingenua y tiernamente nos resistimos a que pase el tiempo, como si en nuestra indumentaria y aspecto estuviera el pararlo.

4 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

¿si? ¿tú crees que conservan la coleta, o llevan la calavera de la camiseta de sus tiempos de heavy,
porque se resisten al paso del tiempo más que cualquier otro?
porque se vean más "jóvenes"?

oh, pues yo tengo una visión diferente:
yo creo que, simplemente, se resisten a dejar de ser ellos,
que no quieren ser "otros".

vaya, qué pena, cómo me gustaría hablar ahora delante de un café sobre este tema contigo.
(son las 9.45, hora de café no?)
porque me interesa tu visión de las cosas,
(creo que es meditada
y nunca simplona)
a veces veo retratado mi propio pensamiento en lo que dices,
y lo dices tú de una manera tan sosegada y ordenada,
que sirve de confirmación a mi conclusión caótica.
otras veces "descubro" un punto de vista en que no había reparado,
y me encuentro incorporando ésa idea al saco de mis reflexiones, para rumiarla.
hay veces que, aunque yo lo vea diferente, tampoco es que me parezca desatinado lo que dices...

y en este tema
el de la coleta, de la indumentaria,
he variado mi opinión desde que era joven, a ahora mismo:
me faltaba "saber" ponerme en su pellejo.
hay un tío en mi barrio, que andará por los 60, que me lo encuentro alguna vez en el super,
o por la acera:
"melena" (4 pelos) hasta la cintura, (completamente blanca ya)
flaco, enjuto, ropa de antiguo heavy metalero,
piernitas de alambre, (en las que se aprecia por el andar la acción zapadora de la artrosis),
embutidas en vaqueros negros ceñidos...
reparé en él, (claro, cómo no,
cualquier discordancia en el entorno habitual nos atrapa la mirada)
y, el pensamiento automático, acomodó esa "discordancia" en el mismo compartimento a dónde van a parar los "inadaptados" sociales, etc. -largo de explicar-
después lo ví en la cola del super, estaba delante de mí, asi que pude observarle bien,
e incluso su cara,
a través del espejo
observé su compra,
la manera de dirigirse a la cajera...
es un tío "normal" pensé (a saber qué es eso de "normal")
en fin, que me alargo.
sólo quería comentarte que hace un tiempo que observo otros "casos"
"moteros"
"viejas modelos"
"dandys"
"deportistas"
"fashionistas"
y aunque cada persona es un mundo,
y el componente que tu mencionas
está presente muchas veces,
creo que en la mayor parte
es que su forma de vestir es un todo con su forma de ser,
dejar de vestir así
supondría renunciar a su identidad personal.
jo, perdona,
pero ahora después de tanto escribir (que ya me tomé el café),
ahora no lo borro!

Lan dijo...

No imaginé que un artículo cortito suscitase un comentario tan largo.
Es difícil saber quien tiene razón, puede que lo que cada uno decimos tenga una base común porque no querer renunciar a quienes fuimos es, a la vez, no querer renunciar a nuestro tiempo. Hacernos la ilusión de que lo nuestro no ha pasado, que aún está vigente. Pero no lo sé con seguridad.
Gracias por ese comentariazo. :-)

Insumisa dijo...

Puede ser, en algunos casos, digo yo, que no tengan para cambiar el ajuar.
Pero cada quien va por la vida como buena o malamente le es permitido.
Tener estilo no está peleado con la edad.
Tampoco el mal gusto. Jejeje

Besos

Lan dijo...

Sí, Piel de Letras, pueden existir mil razones. Algunas de lo más inesperado.