1 de diciembre de 2009

No estoy de acuerdo

Quizás nuestros jóvenes se sientan legitimados para ser egoístas o, tal vez, ni siquiera lo noten, porque la permisividad de sus mayores les haya permitido serlo siempre. Digo esto porque fui joven y también mis mayores fueron condescendientes con mis actos desconsiderados. Probablemente daba por hecho que podía comportarme así e incluso, si venían mal dadas, asumía que me ayudarían, como si fuese su obligación y responsabilidad. Rememorando, hoy soy consciente de que fui un zafio, un desagradecido y, sobre todo, un gilipollas atolondrado. Menos mal que a los 17 me emancipé y, desde entonces, fui yo quien les ayudó.

6 comentarios:

Ángeles dijo...

Creo que tienes poco que reprocharte. Hoy día seguramente no saben ni qué significa eso de 'reprocharse'. Un alumno de 11 años me preguntó un día: 'Seño, ¿qué es el respeto a los profesores?'
A otro le pregunté si a él en casa no le regañaban nunca y me dijo que no, asombrado. Lo normal es dejarlos hacer lo que les venga en gana y sin consecuencias. Las consecuencias las vemos después, cuando ya es tarde para enmendar.

Lan dijo...

Estoy de acuerdo contigo. Pero el artículo se titula "No estoy de acuerdo" porque no lo estoy con esa forma de ser.
Saludos, Ángeles.

Zeltia dijo...

pues si fuiste un gilipollas antes de los 17...
poco tiempo me parece a mí.

pero sí que resulta bastante sorprendente que la gente joven, en general, -y no sólo la actual, toda- crea que su juventud es algo así como un vale para recibir, sin sentir que le hacen ningún favor.
Yo recuerdo la sensación de que el hecho de ser joven me confería un derecho sobre "los viejos", fíjate tú, como si por ser joven, "me lo mereciera" más.
sorprendente, sí.
y, bueno, no me da vergüenza, hay que reconocerse en las estupideces.

Zeltia dijo...

¿y mi comentario que acabo de mandar?

Zeltia dijo...

uich!
ejem... te habías dado cuenta de que soy un poquito impaciente?

Lan dijo...

Creo, Zeltia, que lo que primaba en mí, de joven, era ser independiente en todos los sentidos. La independencia económica me trajo todas las demás consigo, excepto la afectiva.
Naturalmente la gente joven de hoy tampoco es uniforme pero, en general, parecen tener más que antes la tendencia a depender de sus padres. No sé si por comodidad, porque no aspiran a cualquier cosa o por otras causas que se me escapan.