19 de diciembre de 2009

Defendiendo a los toreros

No estoy a favor del maltrato al toro, ni entro en este momento en la polémica sobre si sufre o no tortura. Mis miras son más altas: evitar el sacrificio y muerte de toreros en las plazas, y de tantas otras personas, en festejos populares. Se objetará que se ponen en trance de morir o mueren voluntariamente. Sí, es cierto, pero ni la Conferencia Episcopal, ni el PP, ni siquiera yo, podemos estar de acuerdo con esa actitud, con ese desprecio suicida por la vida. Ni un ser humano más golpeado, corneado o muerto por un toro. Sí a la vida.

6 comentarios:

Maribel-bel dijo...

Yo creo que este tema necesita un desarrollo mucho más amplio, pero... te diré que el castigo infringido a un animal de esa manera, es tan cruel como el escarnio más enorme, que se puede llamar arte o fiesta popular. Jamás he podido comprenderlo. Un beso

Lan dijo...

Seguramente, Maribel-bel.
Otro de mi parte.

La Madriguera dijo...

Es una manera de verlo a la que me adhiero ipso-facto.
Que prohiban los toros por el bien de la humanidad...
Costaría cincuenta años acostumbrarse pero al final no pasaría nada, como cuando prohiban fumar en los bares

Paz Zeltia dijo...

hummmm

lan eres la hostia (con hache),
esa mirada oblicuaaa, jajaja, cuidémonos de ti!!!!

si a la vida! apadrina un torero!

Lan dijo...

Sería difícil, Lima, que por el bien de la humanidad se hiciera algo, pero veo que eres una persona bienintencionada.

Lan dijo...

Zeltia, ¿por qué siempre me ves las intenciones? ;-)