
Algunos abandonamos las normas de vida que dictaban las Iglesias como instituciones. Decían que la ausencia de normas provocaría el caos. Puede que llevasen razón porque, mientras huíamos de unas normas morales, la sociedad, los estados, los gobiernos… no hacen sino darnos otras que no son muy diferentes. Acaso más estrictas e ineludibles: hipotecas, consumismo, reciclado, normas sanitarias (tabaco, obesidad, alcohol, las otras drogas…). Sí, todo por nuestro bien pero, ¿acaso no decían eso las iglesias? Ellas prometían la vida eterna, no estaba mal. Éstos, ¿qué dan? ¿No iremos de un manejo a otro? ¿No será que tenemos nuevos amos?
10 comentarios:
Muy bueno, mejor dicho, buenísimo...
Saludos Lan
Gracias, Isidro. Veo que, como siempre, andas por ahí.
Saludos.
Pues esa es la cuestión, Lan, que tenemos nuevos amos, aunque en el fondo son iguales y van a lo mismo. Como dice el refrán, los mismos perros con distintos collares.
¿Y si el sino de las personas fuera buscar la libertad sin llegar nunca a tenerla?
Gracias, Ángeles.
Si, muy cierto, nos compran y nos dirigen como borregos, unos y otros, y tan felices, creyéndonos modernos y tecnológicamente avanzados. Cuando en realidad, creo que estamos retrocediendo en el esclavizaje, no físico como antaño, si no psicológico, que casi diría que es peor, porque para los "amos" es mucho mas fácil llegar a tener un gran rebaño de mentes que un pequeño grupo de esclavos.
¡Felicidades por este blog también, me gustan muchísimo!
Distinto musiú con el mismo cachimbo...
Gracias, Luna. Pero, tal vez, el asunto es lo mansamente que vamos entrando por el aro. Echo de menos la falta de contestación, ¿qué ha sido de ella, qué ha sido de las fuerzas que antes la aglutinaban? ¿Estamos todos convencidos de que sólo hay un camino?
No lo sé Dinobat, cada vez el asunto se generaliza más. Es como si ya nadie considerara la posibilidad de responder.
Gracias.
nuevos amos?
puede que nuevos, no me había parado a pensarlo
son tantos, y tan variados, camuflados unos, evidentes otros;
pero poco pienso en protestar yo,
cuando sé que la esclavitud más grande es a la que yo misma me someto:
mis cobardías.
Muy filosófica te veo, Zeltia. :-)
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