
La compañía es habladora y alérgica al silencio. Pero la soledad abriga, con el pensar, el desvalimiento en que nos vemos. En ella emergen como en sueños las evidencias, y graznan todas las bajezas que están afónicas en público, y, a veces, en ella, hasta tienen perdón las culpas viejas. Estar solo es como estar desnudo, algo, entre los demás, no acostumbrado.
6 comentarios:
Me ha gustado mucho esta reflexión, en especial la idea de que la soledad y el pensar nos abrigan.
A veces...muchas veces...es la mejor de las compañías porque uno puede ponerse frente a sí mismo entonces y reconocerse, comprenderse, regañarse y perdonarse para seguir viviendo dentro. A veces...el exterior parace un escenario en el que olvidamos, confundimos o perdemos nuestro papel. Cada vez más prefiero quedarme a solas conmigo.
Tus reflexiones cada día son mejores.
Chapeau!
*
Me parece, Ángeles, que así suele ser y me alegro de que tú, en cierto modo, lo confirmes.
Puede, Flor y Nata, que, algunas veces, nos encontremos tan aislados que la compañía más fiable sólo pueda ser la propia. Tú pareces saber algo de esto.
Muchas gracias por tu comentario pero, no olvides, que casi todo lo que escribo no es más que literatura o, simplemente, palabras a las que da sentido, si acaso lo tienen, quien las lee.
la soledad abriga el desvalimiento?
yo me siento más desvalida cuando estoy sola. (rectifico: cuando "me siento" sola)
y las bajezas (glups) quizá afloran más con los demás, en mi caso, aunque las disimule o las oculte.
en mi propio tiempo y espacio, sin la influencia de los otros,
es como si no existiese es concepto.
bueno, leí tu texto atentamente,
y creo que lo comprendí,
pero claro, yo siempre hablando de lo mío.
casi podría escribir otro blog con todo lo que largo por ahí, en los que me abrís las puertas.
me gustan mucho tus reflexiones.
Los que tenemos la suerte de haber estado siempre acompañados tenemos algunos gustos algo deformados, como ese por sentir soledad de vez en cuando.
De lo que escribes se pueden sacar también otras ideas. Y está bien, porque todos creemos que lo normal es lo nuestro.
Gracias, Zeltia.
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