9 de marzo de 2010

Movimiento geográfico de liberación

Vivía convencido de que el azul del cielo era vapor de pensamiento; la tierra sedimento de deseos; y el agua era un debate inacabable, en olas permanentes y voluntariosas, entre el anhelo de levitar al cielo y el lastre esclavizante de la tierra pesada. El viejo sol admiraba a las tenaces aguas y hacía de ellas sutiles vapores diurnos, pero la astuta tierra se giraba y su amiga, la luna, devolvía con su gélido aliento el agua fugitiva a su morada. Y, el líquido, enfurecido, golpeaba sin descanso la tierra, pero ésta resistía sus envites y nunca jamás lo liberaba.

4 comentarios:

Metalsaurio dijo...

Muy poético.

Un saludo.

Lan dijo...

Ya sabes, Metalsaurio, según te pillan las cosas el ánimo.
Saludos

Paz Zeltia dijo...

vaya pelea
cielo y tierra enfrentándose por llevarse el mar, como dos amantes celosas y posesivas.
pobre mar, ahí debatiéndose.

(molas, poético, también)

Lan dijo...

Sí, Zeltia, déjate. Anda que el mar no tiene alternativas.
Gracias.