12 de abril de 2010

Cae la tarde

Mientras muere la tarde, los niños juegan en el parque. El aire desinteresado acaricia todo con su palma mullida de algodón templado. Se oye el ruido insultante de una moto, canto mecánico y retador de un bípedo en su primer celo adolescente. Una niña menuda, errante y transparente, inasequible a todo, habla a los patos. Los árboles se hacen también presentes por su sombra callada, muy alargada ya. La niña se va al rato, gazapeando de acá para allá. Callan los patos. Las madres se incorporan y, esponjosas, recogen a los niños. Y yo me duermo con los ojos abiertos.

4 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

que tarde calma de familiar trasiego has descrito.
(aunque lo de las mamás esponjosas me ha recordado a las gallinas cluecas)

Lan dijo...

Esa era la intención, Zeltia.

Paz Zeltia dijo...

:-)
me alegro de haber "cogido" la intención que tú querías dar.

Lan dijo...

Pues sí, la has pillado con exactitud.