25 de mayo de 2010

El espejismo

Vivimos un espejismo. Una época en la que las revoluciones parecerían fáciles por lo preciso y extendido de las comunicaciones. Sin embargo, al mismo tiempo, todo el mundo las da por imposibles. Es como si supiéramos de dónde viene el mal pero, curiosamente, nos hubiera abducido y le temiéramos no tanto por lo que es, sino por creerle, a la par, el origen de nuestro bienestar. Cualquier día este maltrato que padecemos se transformará en tragedia irremediable y se dirá que, contra él, contra su origen, jamás hubo denuncia. Que, en definitiva, quienes lo padecemos somos sus cómplices o casi.

4 comentarios:

Ángeles dijo...

Pues me parece que has dado con la clave: el mal que nos daña es precisamente el origen de nuestro bienestar.
Nos hemos acostumbrado a lo cómodo y a lo fácil -o nos han acostumbrado- y eso nadie quiere arriesgarlo. Vivimos al día, y mientras vayamos tirando, ¿para qué complicarnos la existencia? Ya veremos cuando llegue la tragedia, alguien hará algo... ¿no?

Lan dijo...

No se sabe lo que ocurrirá, Ángeles, ahora, con estas primeras medidas, nos están tomando el pulso. Pero habrá otras.
Saludos.

Paz Zeltia dijo...

sin casi, sin casi.

y las medidas... miedo dan. no sé por qué tiene que acabarse "el estado de bienestar". No son las mejoras sociales conseguidas las que joden la economía. (la economía de ellos, los del reducido grupo que marca su vaivén, y que luego repercute en la nuestra)
mi humilde opinión.

Lan dijo...

Sí, como decía un buen amigo:
- Llevas razón, pero vas a la cárcel.
¿Va a poder seguir siendo ésta una sociedad de consumo?
Ya veremos por dónde rompe esto porque da la sensación de que sólo está empezando.
Saludos, Zeltia.