12 de octubre de 2010

Pequeña crónica de otro 12 de octubre

La Fiesta Nacional, que no son los toros como tantos creen, se ha celebrado hoy encarnada en el tradicional desfile. Políticos, ejército y familia real, han sabido estar, guardando formas y decoro; y el pueblo, que para eso paga el espectáculo, ha gozado aplaudiendo, abucheando o pitando a los distintos participantes. Los analistas han echado de menos la bandera venezolana, pero también han faltado las de Afganistán, Somalia, Bosnia, Líbano, que tanto nos deben, y las de países entrañables como Marruecos, China, USA y el mismo Vaticano. En resumen: pitos y palmas. Pura convivencia. Una fiesta más de la democracia.

2 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

si, si... una buena mascarada.

(pues hai gente que disfruta muchísimo con los desfiles!, y con la legión ni te cuento)
Yo misma, fui una vez a ver uno, cuando era joven; pero había tanques, se jodía el pavimento y asustaba muchísimo. Hacía calor y hubo que estar horas de pie. Ni compensaba ver la marcialidad de los mozos.
Luego ya, solo en las pelis americanas, que ellos son casi tan exagerados como los coreanos.

Lan dijo...

En efecto, sólo compensan los mozos y las mozas (ahora) pero, somos como niños, y a la gente le encantan los cuentos. Así tiene que ser, Zeltia, si no qué íbamos a escribir.