20 de noviembre de 2010

Érase una vez, un veinte de noviembre...

Aquel 20N no se trabajó. El Bala Negra y el Judía atravesaron en un Renault-4 las vastas llanuras manchegas para, dejando atrás los paupérrimos terrones, llegar al ubérrimo levante. El Bala Negra así lo proclamó instantáneamente con precisión burlona y atinada.
Muchos fueron los juramentados la noche anterior para contemplar, en la tierra del sol, el nuevo día. Pero, ¡ay!, el alcohol y las mujeres previsoras lo impidieron. El Judía y el Bala Negra, eso sí, altaneros como príncipes, almorzaron en el desierto comedor del Batiste, en Santa Pola. Pidieron ópera de mariscos, porque la zarzuela se les hacía poco.

4 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

20N, 20N 20N 20N 20N 20N 20N ... ¿de qué me suena a mi esta fecha?
:P

Me gustó mucho el relato, empezando por el paupérrimo y el ubérrimo
y terminando por
la ópera y la zarzuela

felicitaciones!

Lan dijo...

No se merecen, Zeltia. ¡Qué sabes tú lo bien que lo pasaron aquellos dos supervivientes de los juramentados! Y sin faltar a nadie, oye. Con una educación.

Anónimo dijo...

¡Cuánta alegría vuelve al cuerpo y al espíritu al leer semajante historia! Lo que hicieron aquellas judías con perdiz en el Capitol de Sigüenza y las consiguientes celebraciones en la cercana Alcolea; ahora no hubiera podido ser, la ley lo prohibe. Gracias por recordarlo

Black Bullet

Lan dijo...

Afortunadamente la ley ha dado en prohibir, a estas alturas, cosas que ya desde un tiempo, a algunos, les estaban vedadas.
Aunque seguro que los protagonistas de la historia darían todavía buena cuenta de aquellas judías con perdiz.
Un abrazo.