Ni en los países que se llaman libres, ni en los otros, existe libertad para quienes no saben lo que es. La libertad se vende como una mercancía más, que se adjunta en el lote que ofrecen los partidos. Libertad de qué. Utilizando sin cesar esta palabra hemos terminado por desvirtuarla, por hacer que su significado se vuelva una investigación de lo que pueda ser. A la decadencia que este mundo de diseño nos ofrece le acompaña la palabra libertad, y esta sobreabundancia de individualismo supuestamente original, que a todos nos iguala en idiotez, nos hacer creer que la tenemos.
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2 comentarios:
"...esta sobreabundancia de individualismo supuestamente original, que a todos nos iguala en idiotez..."
Interesante reflexión que me deja reflexionando a mí...
También me ha hecho reflexionar bastantes veces y pensar si habrá algo más tras tanto diseño y afán de originalidad.
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