12 de febrero de 2011

Ahora

Pasó la vida anhelando. Todos sus deseos se conjugaban en futuro. ¿Cuándo acabaré los estudios?, ¿cuándo seré independiente?, ¿cuándo conoceré a alguien?, ¿cuándo tendré trabajo?, ¿cuándo casa?, ¿cuándo un hijo?... Y siempre pensó que aquellas metas le sacarían del marjal de su vida. Pero ni los logros ni el futuro se agotaban. Y así, en una inane sucesión. Un día, al envejecer, se hizo persona del presente. Fue repentino: una revelación nítida y exacta. Como si un golpe de zarzagán helado la hubiese sorprendido. El calcetín del pensamiento y de la vida se le dio la vuelta: allí estaba ella.

4 comentarios:

Metalsaurio dijo...

Supongo que lo importante es que jovenes o mayores, nos demos cuenta de eso.

En algún libro leí algo así como:

¿Cuándo sino ahora?
¿Dónde sino aquí?

...creo que había una tercera pregunta pero todas venían a decir lo mismo: no existe pasado ni futuro, sólo el momento. Y las veces en que me hago más consciente de eso, es cuando mejor me encuentro.

Un saludo.

Lan dijo...

Sí, Metalsaurio, pero eso, aunque parezca simple, tarda tiempo en descubrirse. Como tantas otras simplezas.
Saludos.

Ángeles dijo...

Metalsaurio tiene toda la razón, y yo además, cuanto más consciente soy de que lo que importa es el presente, más cuenta me doy de que tengo razón.
Y, como bien dices, tardamos en darnos cuenta de esto como de otras cosas que deberían ser obvias. Pero de esto no me había dado cuenta hasta que los has dicho tú.
Y también me doy cuenta de que este comentario parece un trabalenguas... excuse me.

Lan dijo...

Bueno, Ángeles, está bien que algunos coincidamos en las cosas.
Have a nice time!