5 de febrero de 2011

Neolector

No sé. Dicen que, formal, me da por la rectitud y escribo malamente. Da igual. Al final, ¿dónde van las letras de mis tres pensamientos, de los dos que callo y del que escribo?
Así que, últimamente, leo más. Si, por leer, se puede decir que leo algo. Porque, sinceramente, fui siempre soberbio: pocas cosas leí que me gustaran, excepto de pequeño. Y entonces, seguramente, por la novedad. Por esa que, para el niño, es la maravilla escrita recién vocalizada.
Pronunciar sílabas, de cuadernillos o de rótulos, mientras te chocabas, absorto en tu emoción, con las farolas y con todo.

4 comentarios:

Metalsaurio dijo...

Prueba, si no lo has hecho ya, a leer Crónica del Rey Pasmado, de Torrente Ballester: lo terminé ayer y es de lo mejor que he leído.Seguro que te gusta y te provoca alguna que otra sonrisa.

Un saludo.

Lan dijo...

Gracias, Metalsaurio, por tu buen consejo.
Saludos.

Ángeles dijo...

Ayer vi en la tele a un chaval que se caía a las vías del tren porque iba absorto con lo que llevaba entre las manos. No, un libro no, una tableta de esas de videojuegos. Sin duda, la letra impresa es más sana, porque, como mucho, no pasas del coscorrón con la farola ;-)

Lan dijo...

Ángeles, para mí, el descubrimiento fue leer. Notar, de un día para otro, que podías enterarte de lo que ponía en todas partes, leer las historias que antes tenían que contarte.