-Papá, ¿qué es la biodiversidad?
-Los bichos y las plantas.
-¿Y la riqueza hídrica?
-El agua.
-¿Y la gastronomía?
-Los huevos fritos con migas que nos hemos comido.
-¿Y el patrimonio histórico?
-El castillo del pueblo.
-¿Y el acervo cultural?
-La fiesta que celebraban.
-Y, quién es la enología.
-No es una persona, se referían al vino.
-Y el ambiente rural.
-El pueblo donde hemos estado.
-Y por qué hablan tan raro.
-Porque les parece que así las cosas son más importantes.
-¿Cómo cuando tú dices que trabajas en seguridad y mamá en logística?
-Muy bien, hijo. Lo has pillado.
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6 comentarios:
Ma´encantao chico. Qué traducción simultanea...pero qué lengua tenemos Salvita...
Un abrazo
Lohen, lo redicho nos acecha, lo pijo nos cerca, lo progre nos aturrulla y la tele que, como Dios, está en todas partes, se encarga de poner en valor, para tenernos al día, todas la gilipolleces que se oyen. Y uno aquí, sin vida. Vamos, que te dejan totalmente absurdo.
Besos.
¿Cómo son los huevos fritos con migas?
Supongo, Piel de Letras, que los huevos fritos serán iguales aquí y en México. Las migas es una comida antigua. Los pastores solían hacerlas para aprovechar el pan duro que les quedaba. Éste, convenientemente desmigado, se humedecía y sazonaba y también se le ponía pimentón. Luego se freía lentamente en una sartén, para que evaporara el agua, con aceite o manteca, y con ajos. Había quien le añadía tocino o chorizo, e incluso quien les ponía uvas. Los huevos fritos se podían añadir después para que el platito no resultase flojo. ;-)
Saludos.
El lenguaje este moderno implementa la confusión, pone en riesgo la naturalidad y da luz verde a la pedantería.
Una entrada genial, Lan. Gracias.
Gracias a ti, Ángeles. Pero parece que si no utilizamos todas esas palabras tan sutiles no estamos ya en el mundo.
La realidad sigue siendo tan contundente como siempre, pero parece que, adornada con palabras y expresiones de nuevo cuño, la cambiamos.
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