Aquellos hijos, ya maduros, de quienes hubieron de marcharse a Cataluña, se han vuelto realistas: se han desprendido de la casa del pueblo. Ya no vive nadie a quien su decisión mortificar pudiera. Los recuerdos son tal vez para eso, para que estén a 500 kilómetros y así la distancia, que es un tipo de frío, los preserve. Tenemos un afán por conservar, hasta el olvido, lo que ya nunca usamos, por el temor infantil a necesitarlo y no tenerlo. Pero lo acumulado, por ese por si acaso, yace por los rincones de la casa, desnervado, y hasta tememos encontrarlo.
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10 comentarios:
Dilecto Lan:
He visto secaderos de bacalao por tus mesetas y otras industrias de la conserva; más la distancia me gusta pues, no sólo conserva, a veces, preserva.
Como los gatos a unos toca envejecer y a otros madurar, aunque sea en la luna.
Breves saludos.
Deica logo amicus.
Está bien lo de los gatos.
Saludos, Beato.
Y qué verdad que es. Muchas veces lo que guardamos al final lo que nos trae son malos recuerdos, o tristes.
Es mejor desprenderse del objeto y quedarse con la idea. Esto lo he descubierto hace poco, y creo que está bien.
Qué bonito es descubrir que lo que uno siente también lo sienten otros, y que son más de los que pensamos los que caminan por senderos parecidos.
Gracias, Ángeles.
Anotado queda
Un abrazo
Vale, Lohen.
Otro abrazo grande para tí.
Este tema exactamente esta ajando en el momento mis alas, aunque insista en afirmar que los recuerdos se guardan en el corazón y no en las gavetas. Sigue ahí punzando.
Que tus alas se recuperen, Asraii.
"La casa del pueblo"... debe ser como las de aquí mismo. Imagino. Casas grandes, espaciosas que crecían a medida que lo hacía la familia. Casas de pueblo que se fueron quedando solas, con solo los padres ya viejos y las cosas viejas de los padres.
Ecos de risas de antaño que, si bien les va, resucitan escasamente una vez o dos cada año.
Exacto. Has acertado, Piel de Letras. Me imagino que ese sentir existe en México lo mismo que aquí. Que en algo debemos parecernos. Aunque, bien mirado, todos los humanos nos parecemos mucho.
Saluditos, esta vez, desde la madre patria. :-))
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