3 de febrero de 2012

Dejando constancia

Alguien se ha molestado en rescatar estas viejas inscripciones nimias bajo la cal reciente. Son fedatarias del autor de una obra de mortero, la de letra chica, y del que puso los caudales para hacerla que, seguramente por pagar, se manifestó con letra más amplia. Sin embargo, la placa de mármol del siglo pasado, que dedica la calle, no dice nada de los méritos de su destinatario y, de este modo, los signos manuales, de irregular caligrafía y graciosas rúbricas rizadas, parecen de mucha más justicia y confianza al mencionar a los hombres por sus obras. Como es debido.

2 comentarios:

Insumisa dijo...

En justicia del pueblo para el pueblo, sobre la cal misma y a mano pelona. Igual que a ti, me parecen mas de fiar.

Lan dijo...

De acuerdo, Insumisa. Pero, ¡qué afán por querer dejar recuerdo de nuestros hechos, por insignificantes que sean!
Así somos.