La hija de Diosa, como luego lo fue el hijo de Dios, formaba parte de una trinidad: madre, hija y ánima ocurrente. Y perdura el rumor de que, esta trinidad femenina, no tenía seriedad. Pero, sin embargo, hizo un mundo feliz, sensual y acogedor. Y los hombres vivían dichosos, con el único comecome de no poder ser protagonistas. Y, claro, se rebelaron contra Diosa, porque eso de estar en segundo plano lo llevaban mal. Así que abuchearon a la trinidad femenina y ésta, ofendida, dijo: “Pues vale, os voy a crear una trinidad masculina”.
La cagamos y perdimos el Paraíso.
4 comentarios:
¡pero que ocurrencias!
ja ja ja
biquiños,
Seguramente me la inspiró el ánima ocurrente.
Bicos.
Verdes de envidia. Hombres no fueran. Pero eso les pasa por comecomes.
:-P
Exactamente, Insumisa.
Publicar un comentario