21 de abril de 2012

El camino a la tierra prometida


El manido, tozudo, elemental y obtuso lema de antaño, ése que todo lo arreglaba con la unitaria trinidad monocorde de: trabajo, trabajo y trabajo, se ha desmoronado. Pero, lejos de pasar a la historia sustituido por algo más interesante como: investigación, cultura e iniciativa, se ha sustituido por otro lema mostrenco: sacrificio, sacrificio y sacrificio. Parece que la mortificación todo lo arregla pero, entre tanta penitencia y, lo que es peor, después de ella, ¿sabe alguien adónde vamos? Seguramente no, pero, sea donde sea, llegaremos allí purificados. Danos, ¡oh, Señor!, fe para permanecer en el camino, porque sin manillar vamos.

6 comentarios:

Isidro dijo...

Éste, es el camino de la
Merced. A que sí Lan.

Un saludo

Lan dijo...

No, Isidro, es un camino que, desde los llanos, baja a Iriepal.
Saludos.

Ángeles dijo...

Es que solo trabajo, o solo sacrificio, o solo diversión... no puede ser bueno. Lo bueno es la diversificación, un poquito de esto, un poquito de lo otro... cuando se pueda, claro.

b:Deíca-r dijo...

Desde Las Inviernas?
Deica

Lan dijo...

Claro, Ángeles, lo malo es tener para todo la misma receta. Le oí una vez decir a alguien: "Lo bueno de este restaurante es que, aunque la comida es una guarrería, te ponen unas raciones tremendas."
Saludos.

Lan dijo...

No sé, Beato, si es que crees que la foto es de Las Inviernas o es que tú estás en Las Inviernas.
En cualquier caso, un saludo.