25 de mayo de 2012

A contar


Parece que los eruditos creen que la palabra escrita, y por tanto la literatura, fue cosa originada por la necesidad de contar. De contar en el sentido más estricto de la palabra, es decir, la de aprender a simbolizar las cantidades de las cosas para poder comerciar con ellas. Sería un origen, de ser cierto, que partiría de lo más material para terminar, en nuestros días y en casi todos los días de los que tiene memoria la Historia, contando otras cosas. No me parece mal, de hecho, acabo de contároslo. Vuelve la pasión por contar. Lo teníamos delante.

8 comentarios:

Descalza dijo...

Es claro que la creencia de los eruditos va bien fundada. También en uno de los planetas que visitó el Principito, el hombre que lo habitaba, contaba (de contar, como dices, cuantitativamente) todo. Cosas, palabras, acontecimientos. TODO era susceptible de ser contado.

Soros dijo...

Sí, pero la palabra es contar.
¿A qué se aprende primero a leer, a escribir o a contar?
Saludos, Descalza.

Ángeles dijo...

¿Y por qué será que tenemos esa necesidad de contar y de que nos cuenten cosas? Si nos paramos a pensar un instante, todo lo que hacemos es contarnos cosas mutuamente, todo el día, ¿verdad?

matrioska_verde dijo...

yo creo que primeramente se aprende a contar...

a los niños les encanta inventar historias... sólo que después muchos se empeñan en cortar esas ansias con frases al estilo de: "deja de decir tonterías", "pero mira que piensas burradas", "no inventes, anda"...

después, con suerte, otros muchos, seguimos con ese afán "inventeiro, argalleiro" (que decimos aquí)...

y los más osados, vamos, y lo plasmamos en el papel.

biquiños,.

Lan dijo...

Tal vez, Ángeles, por la posibilidad de disfrutar de una de las mejores cosas que tenemos y que se da sin esperar nada a cambio, normalmente. El intercambio desinteresado, una vieja y, a la vez, eterna moneda.

Lan dijo...

Puede que, a todos, se nos eduque, de un modo u otro, para la docilidad. Y eso de inventar cosas sea mear fuera del tiesto y asuste al poder establecido, que nos quiere para gente de servicio y no para personas libres.
Ya ves tú que tontería, Aldabra.
Bicos.

Paz Zeltia dijo...

pues espero que no sea cierto lo que dicen los eruditos. Yo prefiero pensar que las personas empezaron a hablar para... llamar a las cosas por su nombre.
:)

Lan dijo...

Eso no suele dar resultado, Zeltia. Es preferible inventar nombres nuevos para llamar a las cosas o narrar las cosas que siempre ocurrieron. Con menos descaro que ahora. Vivimos un tiempo en que la sinvergonzonería se hace evidente y, además, está legalizada.