A mi vecina, la fregona, le han
robado. Han entrado en la casa y le han quitado la pulsera de oro con los dijes
que le regaló el marido del que ahora anda separada.
Qué disgusto tiene la mujer.
Aquel brazalete era el recuerdo de su vida.
Los del seguro le han pedido la
factura. Pero cómo se factura la juventud, la inocencia, el recuerdo de los
días felices, el amor que trajo a los cinco hijos, el anhelo de la vida, la
existencia.
-
¿Ustedes tienen llave? – dijo el policía.
-
Sí, pero nosotros no hemos sido -dije.
-
Eso dicen todos.
8 comentarios:
- ¿A qué te dedicas?
- Soy guardia...
- ¡Hombre, haber estudiado!
- La niña no vale para estudiar.
- Bueno pues que se haga maestra.
Saludos, Beato.
Al empezar a leer he pasado por alto una coma y he leído :"A mi vecina, la fregona le han robado". Y pensado "¡Cómo está la cosa!" Después, bien leído, ya me ha parecido todo más normal.
Sí, la cosa está mal pese a las comas.
Saludos, Ángeles.
¡vaya "nota" el policía!
Un figura, oiga usté.
biquiños,
yo no fui
es lo primero que aprendemos a decir
(bueno, después de mamá y papá y agua)
El policía hablaba en broma, Aldabra.
Pero la broma marca lo intrascendentes que son nuestras cosas, hasta las más amadas.
Bicos.
Seguro, Zeltia. Porque aún no sabemos de qué cosas podremos sentirnos culpables el día de mañana.
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