2 de febrero de 2013

La noche



Tirita el uniforme negro de la noche con sus topos lejanos de luces engañosas. Dos sonidos en la negrura esférica: el golpeteo acolchado de la lluvia en la tierra y el aliento silbador del viento que lo enmaraña todo. El niño tiene miedo, se tapa la cabeza y, dentro de la cama, inventa otra oscuridad caliente que le ampara. Y, despacito, se zambulle en la burbuja acorazada del sueño. Ignora así ese tiempo, inmenso para él, que sólo se borra cuando la luz lo desbarata, porque la noche es para brujas y lobos, y algunas almas que no encuentran acomodo.

13 comentarios:

Isidro dijo...

Te ha quedado muy bien la última frase, Lan, pero, recuerda, que hay algunos más, que también la noche es su medio.

Insumisa dijo...

La noche de anoche fui de esas almas. De las que no encuentran acomodo, porque son tantas las preguntas sin respuesta, que no hay manera de dormir el sueño de los justos.

¿Un café?

Paz Zeltia dijo...

cuando escucho esos dos sonidos me gusta apretujarme con las sábanas (a falta de otro cuerpo) y dejarme consolar por el regazo calentito de la cama, a salvo del viento, de la lluvia.
Hay un algo atávico en esa sensación tibia de ponerse a salvo.

Lan dijo...

Te comprendo, Isidro. Pero yo diría que ésos, a los que te refieres, con un poquito de imaginación podrían inscribirse, en cierto modo, en el apartado de los lobos. ;-)

Lan dijo...

El sueño de los justos, Insumisa, hemos de esperarlo para cuando llegue. Y sólo en el caso de que estemos entre ellos cosa, en mi caso, poco probable. Otra cosa será si entramos en el paraíso de los preguntones y alguna vez nos hacemos con todas las respuestas.
Gracias por el café. Se acepta, aunque, esta mañana, llevo ya tres.

Lan dijo...

Llevas razón, Zeltia, es un sentimiento que todos hemos sentido de pequeños e incluso de mayores lo sentimos de vez en cuando.
Por los montes, a menudo, encuentro cuevas que, sin duda, inspiraron ese sentimiento de proteccion a personas que vivieron mucho antes que nosotros. Puede que en la genética común, heredada de nuestros antepasados, haya quedado fijado.

Ángeles dijo...

Me gustan mucho las imágenes que se ven en este texto.
Te felicito.

Ángeles dijo...

Y se entiende que no me refiero solo a la foto, ¿verdad?

Isidro dijo...

Sí, la verdad es que llevas razón. Que con un poco de imaginación y con menos, se podrían inscribir en el apartado de los lobos.

Lan dijo...

De vez en cuando, Ángeles, no sólo son las cámaras las que captan imágenes.
Gracias.

Lan dijo...

Me parecía, Isidro, que inmediatamente ibas a captar la semejanza.

d:D´ dijo...

Brutal, sencillamente delicado y brutal; en tanto en cuanto es ese paseo nocturno la forma de transportarnos hacia el día siguiente.
Nada que añadir a tu breve relato que de forma concisa expresa todo cuanto se recoge, incluso, en las creencias de nuestras tierras galaicas.
Trasnochaban los lobos en sus manadas, cuando las cazas se hacen mejor de día, a la luz, pues si entrasen en competencia con las de los aquelarres se verían unas y otros en un conflicto de intereses que podría haberlos llevado a su autodestrucción. Así debió ocurrir pues hoy (ahora han vuelto), durante unas decenas, desaparecieron ambos como consecuencia de esas luchas que los pueblos ignorantes, con sus leyendas, les atribuían. Curiosamente fueron los de los pueblos quienes acabaron con ellos y luego, la misma superstición, se encargó de generar el origen de sus desapariciones.
Y te pregunto sin interrogación que si esa estupenda e imprecisa daguerre son astros nocturnos muertos de frío o gotas pegadas tiritando en el cristal de tu cámara. Si son lo primero, teniendo en cuenta el lugar y el raso, son espléndidas; si son lo segundo, espléndidas nuevamente.
Astros que "rielan" asomando como perros al aviso del viento nocturno al que te refieres...
Eso.
Breves saludos.

Lan dijo...

La foto está tomada con una cámara digital normal en una noche rondeña. También me quedé perplejo de lo que, tras hacerla, observé en ella.
Gracias, Beato.