18 de julio de 2013

Corte


-Ya me enteré que se ha muerto el Pirolo. Lo siento chica.
En la frutería, la aludida pone un gesto de resignación y hace un mohín de pena al tiempo que musita suspirando un lacónico:
-Gracias.
La otra parroquiana sigue en su papel plañidero y, viendo al niño que la doliente hija lleva de la mano, no se resiste a la pantomima del bienqueda y continúa con su pía conmiseración:
-No tengas pena, hijo mío, que tu abuelito ya está en el cielo.
El niño la mira y, tras apenas un segundo, dice muy serio:
-No creo.

2 comentarios:

Ángeles dijo...

Cuando murió mi abuelo, hace unos años, mi sobrino -su bisnieto- era muy pequeño. Me preguntó dónde estaba ahora el abuelo, y yo, con muy poca idea, le dije: "Está durmiendo en el cielo." Y mi sobrino me miró y dijo: "¿Qué cielo ni cielo?".
Por eso estoy segura de que la historia que cuentas es real y verdadera.

Lan dijo...

Sí que fue cierto.
Saludos, Ángeles.
Y gracias por seguir viniendo por aquí.