Mientras muchos catalanes ansían
seguir su propia suerte, Esperanza Aguirre propone catalanizar España.
Vemos como la cloaca
incomprensible de la deuda se traga salarios, dineros de la sanidad, de la
investigación y la educación y, ahora,
se dispone a vampirizar las pensiones.
Y todos somos sumisos pagadores de nuestros verdugos.
¡Viva España!, proclama Morgan
Stanley, aplaudiendo tan brillante programa de gobierno, qué oportunos.
El Papa, posiblemente abochornado
ante este inmundo mundo, declara que jamás fue de derechas.
Y mientras las patas de la nación
se tronchan, don Juan Carlos se opera. Que tenga suerte con las listas de
espera.
2 comentarios:
A lo mejor deberíamos dejar de hablar de la marca España y hablar de las marcas de España. Marcas por no decir cicatrices.
No sé a quién se le ocurrió eso de la marca. Hoy todo tiende a llamarse de otra manera. Un signo de nuestros días es el de no llamar a nada por su nombre. Quizás sea esa la mayor de las heridas que padecemos: el no saber ya ni de lo que hablamos.
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