19 de septiembre de 2014

Adiós mi España querida

Se puede querer a un tonto por humanidad, pero a un bruto se le desprecia  por la misma razón. No sé si mi país es maliciosamente bruto y medio tonto.
Cuando muchos jóvenes se van, decepcionados por una nación que parece no necesitarles o, tal vez, animados por ese espíritu aventurero laboral y cultural que alaba alguna ministra, me pregunto qué sentirán hacia España.
Imagino que, desde fuera, guardarán hacia su patria el cariño que, por ser de ley, se le tiene a un hijo tonto, o el amor incondicional que profesamos a aquella primera novia, aunque nos saliera puta.

6 comentarios:

d:D´ dijo...

Ésa es la marca de la diferencia o como dicen en tópico inglés: spanisdiferent
[Las marcas, esos territorios que delimitaban *fronteras, etc.
Hoy sigue el mismo rumbo, pero *éstas están dentro, muy próximas. Se les llena la boca de eufemismos a los gobiernos que piensan en un pueblo desmemoriado y se reinventan nuevas fórmulas cargadas de prejuicios puritanos, rozando lo religioso...Y regresamos avanzando hacia un pasado que en la que su opulencia formaba esclavos y siervos.
Habrá neolibertos en este camino si continúan con esto y seremos el punto de mira de las marcas; la nuestra ya es blanca.
Mal veo el asunto sin frenarlos.
Para eso ya se encargaron de crear caminos con mochilas en los que con un lúdico fin enjaulado les haga olvidar lo concreto para despistarlos...No todo es pan y circo, también se crean senderos de vana gloria que distrae e imagina la llegada de otro salvador cada cuatro años. Mientras se especula con el terreno y en su gobierno rige un solar registrador, como un herodes
Por lo demás cada uno tira hacia el lugar que lo vio nacer, aunque a este paso todos seremos extraños en la propia tierra; ya empieza a haber muchas cosas que marcan esas diferencias...
Saludos

Lan dijo...

Gracias, Beato, por tu ese comentario tan en tu linea.

Paz Zeltia dijo...

papá y mamá, el patio, la plaza, la calle, la pandilla. el clima y la luz. tal vez el olor.
pero creo que poco más querrán de ese país que dejan atrás.

Lan dijo...

Y, lo peor, Zeltia, es que no creo que quieran ni volver.

Ángeles dijo...

Ya veo que Zeltia se ha adelantado a lo que yo he pensado al leer tu entrada. Efectivamente, a mí me parece que los jóvenes (los que se van y los que se quedan) no tienen sentimiento patriótico ninguno. Echarán de menos su casa y a sus seres queridos; a su entorno geográfico más cercano como mucho, pero ¿la patria? ¿Y eso qué es?, me imagino que dirán.

Lan dijo...

Al ver la descomposición de una institución tras otra, se produce nuestra descomposición interior y ninguno nos identificamos con un país como este. Creo que somos muchos en esa situación, así que estamos perdiendo la identidad.
¡Qué lástima, Ángeles!