3 de febrero de 2015

Infundios

Los demonios carecen de compasión y de vergüenza. Su misión principal es confundir. Zascandileando, todo lo embrollan. Ante sus acciones primero viene la sorpresa, luego la suspicacia, después la duda y, por último, la parálisis.
- “Para qué vais a hacer algo, si todo es igual, si todo da lo mismo.”
Y los diablos, que no pudieron ser deidades pero que tampoco se resignan a ser humanos, emplean su mefistofélico talento en enredarnos.
No me hagáis mucho caso pero, ahuyentados por los exorcistas, dicen por ahí que han dejado la cosa religiosa y, muchos, se han metido en política. ¡Diantres!

4 comentarios:

Ángeles dijo...

Y parece más difícil echarlos del cuerpo político que del cuerpo humano.

Yo me sé lo de "diantres". ¿Te sabes tú lo de "dickens"? ;)

Lan dijo...

Sí, así es, Ángeles, porque es difícil evitar la confusión.
Creo que lo de "dickens" se empleaba antiguamente, por lo que no creo que se siga usando, en expresiones informales de sorpresa, enojo... y que vendría a ser algo así como:
¿Qué diablos me estas contando?
(Creo) Pero, si me equivoco, ya me desengañarás. :-)

Ángeles dijo...

Pues no te desengañaré, porque no te equivocas.
Te dejo esto por si te apetece echarle un vistazo:
http://juguetesdelviento.blogspot.com.es/2013/10/palabras-curiosas-y-literarias.html

Lan dijo...

Gracias. Claro que lo voy a mirar.