Mi patria es el dinero. Así que,
en puridad, soy un patriota sin fronteras. Jamás me siento sólo. El club es
antiguo, selecto y numeroso. Todos tenemos también, cómo no, nuestra patria
chica. Siempre le dedicamos consejos paternales y fraternal afecto. Pero el dinero
no puede abandonarse en manos de hordas de nativos, aborígenes adormecidos en
la poesía del ondear de una bandera, indígenas entretenidos con pelotas y
colores, en fin, un hatajo de parias sin ningún nivel. El dinero fue la primera
globalización hecha en el planeta pero, entonces, ni siquiera se dijo. Para qué: No iban a entenderlo.
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4 comentarios:
"Patriota sin fronteras", un oxímoron estupendo para expresar una observación muy atinada.
No es el tino lo que me complace, sino el desatino lo que me desespera. :-)
Gracias, Ángeles.
Tienes esa facultad para discernir y comprender claramente las cosas. Creo que le llaman clarividencia ;-) y no me refiero a la de la bruja Lola
Qué más quisiera yo, Zeltia. No suelo dar una en mis ilusas previsiones. En lugar de clarividente soy un oscurividente.
Un abrazo.
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