17 de febrero de 2009

Gustos


Me gustan los hombres golfos. Isabel sostuvo esa afirmación durante toda su juventud.
Paulino era conocido en la ciudad y aún en los contornos por aquella razón que Isabel deseaba y apreciaba en los hombres. Al fin se conocieron y se casaron. Debió tener para ella su morbo, como se dice ahora, el casarse y convivir con él. El matrimonio no fue feliz. Sin embargo, todos los que les conocieron aseguran que Paulino no defraudó en ningún momento de su vida los deseos y anhelos juveniles de Isabel. Y nadie podrá decir que el matrimonio zozobrara porque él no pusiera de su parte todo cuanto de él se esparaba.

2 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

jajaja muy bueno! si es que no hace ni 2 minutos que yo tuve un pensamiento parecido!
me preguntaba por qué suelen hacerse más atractivos los hombres con ese puntito de golfo de taberna que los que no tienen vicios (aparentes)
¡si es que algunas tenemos lo que nos merecemos, como la de tu post!

Lan dijo...

No siempre es así, Zeltía, algunas tienen hasta lo que no se merecen. ;-)