13 de junio de 2009

Contra el fornicio

En la entrada de la calle de la Montera, un joven subido en una banquetilla, lanza a los cuatro vientos y a los viandantes que le escuchan un alegato contra la fornicación. Sin embargo, generaliza. No se da cuenta que eso de la fornicación no es follar sin más como él dice, no señor, se trata, además, de hacerlo con personas con las que no se está casado. Es decir que las personas casadas, si es con su cónyuge, no fornican por mucho que se empeñen y, las solteras, en cuantito que se ponen a ello ya están fornicando. Nada, que no lo tenía claro.
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2 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

bueno, pobres casados, no pueden fornicar con la parienta.
menos mal que pueden follar todo lo que les de la gana, y éso compensa.

y qué manía oye, con predicar en contra del fornicio...

Lan dijo...

Pues sí, tenemos una campaña milenaria contra el fornicio, como si los guardianes de la moral sólo les diera por ahí y dieran como cosa bien vista eso de robar a espuertas, sí todos esos delitos que no lo son hasta que se demuestra que no eres lo inocente que decías.