
- Anda, Raimundo, que bien buenas le han salido las hijas.
- Buenas, buenas… sí. Pero, pero, pero …
- ¡Hombre!, ¿no me diga usted que les encuentra faltas?
- Hombre, faltas, faltas… propiamente faltas… Aunque esa mayor mía no la veas más soberbiota, que hay días que hay que echarle cojones para hablarle; y la pequeña, qué quieres que te diga: siempre tan ilusa, ya sabes, qué bonito es el amor…
- ¿Y qué me dice de la mediana?
- Honra merece quien a los suyos parece –sentenció.
Y es que la mediana era como él pero sin boina.
- Buenas, buenas… sí. Pero, pero, pero …
- ¡Hombre!, ¿no me diga usted que les encuentra faltas?
- Hombre, faltas, faltas… propiamente faltas… Aunque esa mayor mía no la veas más soberbiota, que hay días que hay que echarle cojones para hablarle; y la pequeña, qué quieres que te diga: siempre tan ilusa, ya sabes, qué bonito es el amor…
- ¿Y qué me dice de la mediana?
- Honra merece quien a los suyos parece –sentenció.
Y es que la mediana era como él pero sin boina.
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2 comentarios:
que parece que ent odos sitios gusta eso, mira si no la canción "eres alta y delgada como tu madre. bendita sea la rama que al tronco sale"
que dicho de los demás que más les dará, pero que a un padre le guste... se comprende!
:-)
Los padres y todas las personas en general tenemos preferencias muy especiales hacia algunos de entre los seres que nos rodean. No se sabe por qué pero ocurre. ¿Afinidad de sentimientos, de pensamientos...?
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