
Hay gente muy dada a ayudar a cualquiera. Un día descubrieron a aquel desvalido anglosajón. Les pidió ayuda en su balbuceante castellano. Al verle perdido, en busca de fotos, datos e historias, le ayudaron desinteresada y caballerosamente. Realizó un gran trabajo que, por supuesto, se adjudica: una recopilación de todo lo que unos cuantos incautos bienintencionados le proporcionaron. Ahora da a entender que ha visitado todos los lugares, que las fotos son suyas y que es producto de su indagación todo aquello de lo que le informaron. Y, además, misteriosamente, ya no contesta nunca a los correos de los antiguos asesores. ¿Para qué?
3 comentarios:
Los hay agradecidos!
(¿ni siquiera les incluye en el "agradecimiento"?)
Y mira, hizo como muchos que publican lo que los becarios o negros hacen por ellos :-)
(la propiedad intelectual es como las otras: susceptible de robarse -o de tomarse prestada-)
Diles a los bienintencionados que eso no les coharte a la hora de seguir ayudando
pordió quitame esa hache,
que arte tengo con el harta del coarta
Vale, Zeltia, aunque estén hartos les diré que no se coarten. De tu parte. :-)
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