20 de noviembre de 2010

A falta de tentaciones, bueno es el vicio

Publicando o no, escribir es un vicio poco controlable. Ayuda a ver a los demás y a uno mismo. Y, a veces, hasta proporciona buenos ratos. Siempre hay que esmerarse, porque entrar en el detalle y el matiz hace interesante la lectura. El que escribe, casi siempre, quiere transportar al lector. A veces, o las más de ellas, sin conocerle. Así que se siente un prostituto voluntarioso, deseando con sus mejores oficios agradar al cliente y que repita. Lo curioso es que, cuando lo consigue, antes suele haberse satisfecho a sí mismo. Lo dicho, puro vicio. Y con poquita enmienda.

6 comentarios:

Ángeles dijo...

Agradar al cliente pero haberse satisfecho antes a sí mismo...
Pues mira, nunca había visto yo así la cosa esta de escribir. Pero, ahora que lo dices, me parece un simil (o metáfora o lo que sea) muy acertado.

Lan dijo...

Tal vez, Ángeles, las cosas desinteresadas sean las más interesantes que hacemos. :-)
Gracias.

Ángeles dijo...

Pues eso también me gusta mucho. Gracias.

Paz Zeltia dijo...

visto como lo cuentas, sí que suena vicioso el asunto, si.
y nada de enmiendas.
por favor.
:D

Lan dijo...

Bueno, Zeltia, continuaremos la senda tortuosa. Sin manillar, como toda la vida.

Lan dijo...

Me alegro, Ángeles.
Gracias a ti.