17 de diciembre de 2010

WikiLeaks: en libertad vigilada

“El muerto salió con los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: "Desátenlo para que pueda caminar.” (San Juan, 11,44)

Igual que se cuenta en la resurrección de Lázaro, nacemos. Somos criaturas que fueron engendradas por el ánimo de delegar una perpetuidad imposible. Vinimos ciegos y atados de pies y manos. Y, caminar, caminamos pronto, pero es más difícil que lleguemos a ver y, más aún, que alguna vez nos sintamos libres.
¡Cómo me gustaría ver! Y ese deseo, que algunas veces termina por cumplirse, puede aterrorizarnos. Y, cuando nos vemos libres de pies y manos, ¿sabemos acaso a dónde dirigirnos?, ¿sabemos qué hacer?
La libertad, bien documentada, tiene tantos riesgos que impele al hombre a permanecer quieto y obsequioso.

4 comentarios:

Ángeles dijo...

Pero entonces, ¿es mejor tener libertad y saber, aunque no sepamos qué hacer con ello, o no saber y vivir en la inopia, quizá más felices? Es que yo no lo sé.

Lan dijo...

La libertad es para el sabio y para el ignorante y para todos los tipos intermedios.
El sabio usa muchas más de las cosas que la libertad pone a su alcance. Al hacerlo, descubre otras y puede llegar a conocer lo mucho que se pierde el ignorante. Pero también se hace consciente de peligros que el otro desconoce y así, el gozo del saber, se ve mermado por el conocimiento claro de las amenazas.
La candidez puede hacernos felices sin más, pero a quien opte por la sabiduría más le vale cargarse de prudencia.
La Humanidad ha progresado con los mejores, con los más valientes, con los más válidos y, tal vez, con los más sacrificados.
Pero cada cual tiene que elegir, en su medida.

Paz Zeltia dijo...

dos opciones. aunque no siempre es posible elegir.

Lan dijo...

Tal vez, Zeltia, sean dos opciones, pero con muchos grados intermedios e intermezclados.