8 de enero de 2011

Viajando en el viaje

Siempre me han sorprendido las personas que piden ventanilla en los aviones para ir dormidas con la cortinilla bajada. Tal vez su experiencia viajera sea tan grande que sólo acierten a expresarla con esa indiferencia.
Igual me sucede en cualquier medio de transporte y, como mi avidez por observar no ha fenecido con los años, viajo con la nariz empañando ventanillas. Soy feliz como un niño viejo ante cualquier paisaje. Y todos esos dormilones me suscitan pena, como si pasaran por la vida perdiéndoselo todo, como si creyeran que el viaje es el punto de destino, y el tiempo indefinido.

6 comentarios:

isidro dijo...

Me alegro que ya estés de vuelta, y por lo que se ve, esta vez has volado muy alto.

Saludos

Lan dijo...

Gracias, Isidro. Pero, si lo dices por la foto, no he volado. En todo caso, subí lo alto que pude.
Feliz año y un abrazo.

Insumisa dijo...

Yo pido pasillo. Ya no ventanilla, porque mmmmm... (no se lo digas a nadie, pero el café es muy diurético) jejeje

Besitos un pelín abochornados

Lan dijo...

Muy prudente señora Piel de Letras.
Besos.

Ángeles dijo...

Yo creo que un viaje en tren mirando por la ventanilla es una maravilla, y perdón por el ripio. También me asombra la facilidad y la indiferencia con que se duermen muchos.
Buena observación la tuya, Lan.

Lan dijo...

Me alegro, Ángeles, de no estar solo en el vagón de los viajeros expectantes.