Seguramente por la cabeza de muchas personas pasan ideas extrañas, adivinaciones tan fugaces como difíciles de expresar. Pero desaparecen y, como los sueños, se olvidan sin que puedan recuperarse.
Tal vez los escritores sean los barrenderos de esas ideas perdidas y, a veces, sepan recomponerlas. Y así, escritores y poetas, sin ser diferentes a los demás, posean ese don, y rehagan con bellas palabras lo que tantos pensaron y olvidaron. Y sean como oráculos, que escriban un pensamiento colectivo tenido por los demás por inefable. Y, algunos escritores, sean los intermediarios de los hombres con su propio pensar así desparramado.
6 comentarios:
Qué bella imagen la de los escritores como barrenderos que recogen las ideas que otros han ido dejando olvidadas por ahí.
Y muy original, me parece.
Gracias, Ángeles. He pensado que, muchas veces, los que escriben bien nos dan, ya bellamente digerido, lo que muchos pensamos.
Oportuna matización la tuya: los que escriben bien, porque escritores hay muchos, pero que merezcan tal nombre, esos ya son menos.
Claro, Ángeles, a todos en la escuela nos enseñaron más o menos a poner una palabra detrás de otra pero ese don, al que yo me refiero, sólo lo tienen unos pocos y solamente algunas veces.
Pero, cuando lees algo así, te quedas flotando.
Los escritores son una capirotada.
Son magos.
Buenos y malos.
Anodinos o sensuales.
Libres o esclavos.
Son místicos herejes de la palabra.
Hados por momentos.
Héroes imaginarios.
Rufianes magníficos y hombres simples la mayor parte del tiempo.
Sí, Piel de Letras, pero nunca se sabe por dónde andan sus cabezas.
Publicar un comentario