El hombre se preguntó si lo que
había descubierto merecía la pena. No tuvo claro, al explicarlo, si, quienes quisieron
escucharle, simplemente lo hicieron por cortesía, sin interés alguno; o no le
entendieron o; lo que le resultaba más triste, no les interesó asumirlo. Se
encontró propietario de un hallazgo vital que a los demás, al parecer, les
resultaba intrascendente. Eso le hizo dudar de sí mismo y entrar en ciertos
circunloquios que, aparte de dejarle desnudo, frío y solo, le hicieron daño en
el alma. El arduo camino de su vida sólo le sirvió para alejarle de los demás.
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4 comentarios:
Este hombre por lo menos se preguntaba si lo que había descubierto merecía la pena.
Algún otro hubiera dicho simplemente que los demás no estaban preparados para un genio como el suyo.
Sí, Ángeles, esa reacción es la más normal.
la incomprensión de las mentes lúcidas... la historia está llena de personas brillantes que pasaron por la vida incomprendidas y solas.
biquiños,
Eso es cierto, Aldabra. Por eso me parece que a muchos, el saber, termina por alejarles de los demás.
Bicos.
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