No me toques, que no estoy para
bromas. Que tengo roto el listón del deseo y arqueado el de la bronca. No me
hables ni me preguntes qué me pasa, que las explicaciones serían tantas que
todas, a la vez, se amontonan y no salen. No me interrogues con esa mirada que
dice si estoy triste, porque hasta esa callada inquisición me descontrola.
Déjame solo, por favor, aunque estés a mi lado. Porque tu compañía,
incondicional, me sabe dulce, pero mis pensamientos son tan amargos que
estriñen mi conciencia e impiden que descargue, racionalmente, lo más obtuso de
mi confusión.
15 de diciembre de 2012
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8 comentarios:
Ahora no sé si decirte algo o mantenerme al margen...
Ángeles, sólo se trata de describir un estado que la mayor parte de las gentes tiene o, al menos, ha observado.
uy uy uy ¡como está el patio!
biquiños,
no sé yo si alguien me hablase así
si me quedaría maravillada o me cabrearía.
admirada, si.
Aldabra, como diría mi amigo El Colás, las cosas, cuando surgen esos estados de ánimo, suelen estar un poco "climatélicas".
Bicos.
Supongo, Zeltia, que dependería de la situación y la persona que te hablara.
Yo debí leer esto antes. Porque si lo hubiese hecho, tal vez, y solo digo "tal vez" no me habría ido como en feria. Y lo digo de modo subjuntivo. De tal manera que mi verbo regente impone una duda en la oración.
;-)
Me alegro de tus dudas. Aunque sean en la oración. :-)
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